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La agricultura y la pesca habían sido hasta entonces los principales sustentos de las familias esteponeras. Facilitándoles a nuestros antepasados una, más o menos digna calidad de vida, desde siglos. Al tiempo que los alcaldes anteriores a la democracia, estuvieron a la altura de dotar a nuestro pueblo de cierto nivel cultural, con las limitaciones del momento, a través de diversas alternativas enfocadas a la mejora del nivel cultural de la población y al deporte (estudiar música salía gratuíto a los jóvenes para formarse como músicos en la banda municipal de música y por precios módicos se aprendía guitarra o instrumentos de cuerda y también cante y bailes, además existieron multitud de actividades para los jóvenes de forma gratuíta a través de la OJE, que era el organismo juvenil del Estado, de donde surgieron las tan reputadas y reconocidas hoy: 24 horas Deportivas de Estepona, ). Había mucha cultura en Estepona en tiempos previos a la democracia. Y lo mejor de todo: estaba al alcance de todos; ricos y pobres.
El esfuerzo de aquellos gobernantes municipales hizo posible que nuestro pueblo irrumpiera en la época democrática con una identidad propia muy definida y abierta a los cambios que pudieran producirse y una juventud bien formada. Por el contrario Marbella para esa fecha tenía ya muy definido el giro modernista hacia la economía del turismo. Los grandes latifundios que predominaban en su término municipal habían sido objeto de una transformación, de propiedades antaño agrícolas, hacia el urbanismo residencial y las infraestructuras turísticas en general; con un marcado nivel elitista desde sus inicios, tres décadas antes. Si bien, en el aspecto cultural y deportivo, el nivel era similar al de Estepona, pues los parámetros predemocráticos, en este sentido, en los pueblos grandes de la Costa del Sol eran muy similares en los años previos a la democracia.
Esta transformación también se había dado en Estepona, pero en mucha menor medida. Estepona, hasta hace menos de una década, aún conservaba sus raíces de pueblo agricultor y marinero más allá de lo folklórico; mientras el turismo comenzaba también a abrirse paso desde mediados de los 60´s en la economía de muchas familias esteponeras, que habían dado el salto hacia el sector servicios, conforme se fue necesitando mano de obra para esta nueva actividad. De forma que fueron dejando la agricultura en busca, no ya de mantenerse, sino de progresar y aspirar a fuentes más seguras de subsistencia. Así se construyeron el hotel Atalaya Park, Paraíso, Santa Marta, Residencia Isdabe, El Saladillo, Parque Antena, residencia San Jaime; sin olvidar, por supuesto la legandaria urbanización construída con capital canadiense, al igual que Villacana, de Bahía Dorada. Y poco más. Esto contribuiría a la diversificación de la economía local, aunque sin el auge que este sector había adquirido ya en nuestra localidad vecina. Mientras, en Marbella se construirían grandes complejos turísticos y urbanizaciones residenciales: Puerto Banús y Nueva Andalucía, Urbanización Gualdalmina, La Carolina, Nagüeles, Las Chapas, Don Carlos, Don Miguel, Los Monteros, La Heredia (esta en la década de los 80 igual que La Zagaleta), Marbella Club, Puente Romano,etc. Un número interminable de infraestructuras turísticas y residenciales que acogerían cada año a un número mayor de residentes y turistas. Conformando una ciudad mucho más cosmopolita que Estepona y una gran fuente de empleo para pueblos colindantes como nuestro, aún agrícola por entonces, pueblo esteponero.
Además la UE no sólo limitó la actividad agrícola, sino que también condicionó mucho la actividad pesquera, de gran raigambre en Estepona también. Este sector no fue ajeno a la demagogia municipal y se vio defraudado con las falsas promesas municipales de creación de industrias conserveras, para mantener la viabilidad del sector. Derivando, tales circunstancias, definitivamente en la localidad hacia una crisis, (que compensarían algo los esteponeros sólo gracias al hecho de la cercanía de Marbella,) y que se prolongó durante 10 años, hasta la llegada al Gobierno del GIL con Jesús Gil Marín en 1995. En ese período miles y miles de toneladas de productos del campo esteponero, sobre todo naranjas y limones fueron quemados en el vertedero municipal de Los Pedregales por exigencias de la UE y sufragados por este orgnismo. Los mismos productos esteponeros que antes de la entrada en vigor de la normativa de la UE, fueron exportados a muchos países del mundo y por supuesto a gran parte de España, pues eran muy apreciados por su excelente calidad. Productos también, como el de la uva, por los que los esteponeros siempre se sintieron orgullosos de poder cultivar y compartir con otros, a modo del tan conocido “mosto”, algo que era como dogma entre los camperos con sus vecinos. Hoy se contarán con los dedos de una mano, como aquel que dice, las familias esteponeras que puedan disfrutar de esos tan denostados placeres hasta ahora y tan reclamados hoy en día; como es el degustar productos de la tierra sabiendo que los has criado tú. Grandes placeres por simples y obvios que parezcan. En el mismo casco antiguo de Estepona existieron varios lagares (en el campo muchos, léanse las obras de Manuel Sánchez Bracho), donde se pisaba el fruto de la vid recién cortado en racimos y era todo un espéctaculo y una fiesta visitarlos en la época de la pisa, cuando el olor dulce de la uva rítmicamente estrujada, envolvía el ambiente con un aroma inconfundible y afrutado muy característico y agradable.
En el plano político, durante ese período, se había producido en Estepona una alternancia entre los tres señores esteponeros de la política durante la primera década y media de la democracia: Miguel Castro, PSOE; Manuel Sánchez Bracho, CDS; y Antonio Murcia, IU. Pero con una clara ventaja del PSOE que, si no en mayoría en coalición, formó parte de casi todas las legislaturas en los primeros 17 años de democracia, hasta 1995. Curiosamente el PP hasta 1999, tras la salida del GIL, con la desaparición del CDS y el pase de sus militantes al Partido Popular cuya presidencia pasaría a manos de Bracho, apenas obtuvo representación y nunca tomó posesión, no sólo de la alcaldía sino de ningún cargo de Gobierno. Cabe destacar que en dicho período apenas se produjo crecimiento poblacional alguno y la cifra de 20.000 habintantes de principios de los 80 permaneció casi invariable hasta 1995, pasando en esta fecha a unos 22.000 habitantes. Estepona experimentaría en 15 años un crecimiento de sólo 2000 personas, una de las cifras más bajas proporcionalmente hablando, de crecimiento poblacional de casi toda su historia y cuyos datos históricos pueden comprobarse en las obras del autor antes citado.
En 1991 Jesús Gil y Gil se alza con la alcaldía de Marbella, en Estepona de nuevo en la alcaldía Miguel Castro; pero para esa fecha ya se había comenzado a hablar de la corrupción urbanística en Estepona. La legislatura anterior había estado en manos del CDS e IU, fue la legislatura de la futura y frustada universidad; de la aparición de COPRESA para la realización del proyecto, pero que al final derivó hacia otro embuste más donde desaparecieron cientos de miles de metros para el proyecto universitario y alguine se llevó 2.000 millones de pesetas: 12 millones de euros. También se comenzó a hablar de dinero en cajas de Zapatos y de evasión de dinero a Marruecos. En esto no pueden culpar al GIL. La otra corrupción, la laboral, con enchufados en el Ayuntamiento, estaba ya tan asumida por la población que ya ni siquiera se criticaba, con la esperanza puesta por parte de dicha población, de que algún día ellos tuvieran también la oportunidad. Por su parte en Marbella ya la corrupción en el seno del PSOE andaluz, se cobró la primera víctima, con la dimisión del alcalde socialista Alfonso Cañas, que había denunciado dicha corrupción en el seno de su partido y dimitió a finales de los 80´s después de denunciarlo ante Felipe González y no ser oído. Curiosamente su sustituto hasta el fin de la legislatura (87-91), ocupó un alto cargo en la Junta tras el triunfo de Jesús Gil en el 91. Gil y Gil a su vez había denunciado a altos cargos de la Junta por el pago de más de 200 millones a miembros de la Junta de Andalucía en concepto de comisiones por la construcción de la urbanización “Los cipreses del Mar”. Valadez, a pesar de que grandilocuetemente los medios le asocian al PSOE en Estepona desde “toda la vida”, sólo tenía entonces 14 años, con lo cual difícilmente podía pertenecer “a su honrado y decalogista urbanístico partido” el PSOE, ni conocía la corrupción que se cocía en su seno. Aquella denuncia de Gil y Gil fue retirada previo indulto del Gobierno Central a éste por un delito de estafa que le impedía presentarse en Marbella en el 95.
Sin embargo la Junta, por activa o por pasiva, reconoció dicha corrupción al expulsar a los tres miembros denunciados por GIL, uno de ellos era Jaime Montaner (arquitecto del Hotel Senator, pendiente de demolición) y otro era el vice presidente de la Junta, por entonces, Miguel Angel García (si no recuerdo mal), aunque el caso nunca fue juzgado y, por tanto, nadie incurrió judicialmente en responsabilidades penales al no celebrarse juicio por la retirada de la denuncia por parte de Gil, al recibir el indulto del Gobierno.
Pero estas denuncias del ex-primer edil socialista de Marbella y de Jesús Gil (con el pago de 226 millones a altos cargos de la Junta de Andalucía), no eran casos puntuales; pues el mismo Cañas afirmaría que las presuntas actividades corruptas dentro de su partido, se venían produciendo desde finales de los 70 y principios de los 80. Es decir desde el inicio del proceso democrático en nuestro país. Casos como Malaya, así como el golpe de estado municipal destapado en Astapa, confirman que tales actitudes corruptas no han dejado de producirse desde entonces; después de 30 años de democracia.
La crisis antes mencionada se cobró decenas de edificios en esqueleto, paralizados por una Ley de Costas que nunca ha servido de nada, y la crisis en sí, y que en Estepona dejó muchos esqueletos de obras; afeando nuestro término municipal y trabajadores que tenían que salir de Estepona a buscar trabajo. Mientras que Marbella había seguido creciendo y seguía siendo el destino de muchos trabajadores de la comarca, atrayendo incluso a gentes de Monda y Coín, así como del colindante Ojén. Estepona se estaba conviertiendo en la hermanita pobre de Marbella.
En 1991 la elección de Jesús Gil Y Gil supuso un revulsivo para los esteponeros después de los cuatro años de Gobierno de éste en Marbella. En Estepona la alcaldía de Castro de nuevo no aportó nada diferente y su seguidismo a ultranza de las directrices de su partido en la Junta, no daba mucho rédito a los intereses de Estepona. Cuatro años más de inmovilismo en los que entre sus logros se puede destacar únicamente, la terminación de la carretera al polígono: Avd Martín Mendez, un ridículo estanque en las Mesas que nunca llegó ni a usarse y la creación ilegal y amoralmente de la emisora municipal, amén de las subidas de los impuestos municipales, la privatización del servicio de aguas y el convenio con el Patronato para la recaudación de impuestos. Miguel Castro puso a Estepona al servicio de la Junta, nunca a la Junta al servicio de Estepona. De hecho él no era esteponero sino rondeño. Y aparte estaría muy ocupado costeándose la carrera de abogado mientras ejercía de alcalde. El servilismo de Castro a la Junta y a su partido benefició muy poco a Estepona. Baste un ejemplo para ilustrar lo que digo: Hoy los jóvenes y nuevos esteponeros conocen una carretera a Peñas Blancas mucho menos peligrosa que antes. Quienes nos hemos criado en Estepona, sabemos que dicha carretera antes de 1996, era un peligro pues era muy estrecha y se conservaba exactamente igual en los 60, cuando había mucho menos coches y, desde luego, no eran tan rápidos como ahora. Los motivos para que permaneciera en ese estado hasta la llegada del GIL, eran que las competencias sobre su arreglo las tenía Diputación y que, por tanto el Ayuntamiento no podía hacer nada. No fue hasta que no llegó Gil Marín en 1995 cuando esa carretera se arreglara tal y como la conocemos ahora…
Continuará
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