Pocos daban crédito a lo que veían cuando el pasado mes de agosto el magnate británico, de origen judío, Judah Binstock, aterrizó en Marbella. El mayor terrateniente del municipio andaluz, investigado por su presunta participación en la moción de censura que acabó con el mandato de Julián Muñoz, tenía sus motivos: el nuevo Plan General de Ordenación Urbanística de Marbella está expuesto al público para posibles alegaciones hasta el próximo día 3 de octubre.
Y al menos 517.347 metros cuadrados de su propiedad esperan recalificación dentro del Plan Parcial "Nueva Marbella". La historia no tiene desperdicio: el proyecto está ejecutado y las conexiones e intermediaciones ya se han iniciado. Puede ser la segunda parte de la Operación Malaya y el primer disgusto para la alcaldesa, Ángeles Muñoz.
Pese a todo lo que ha caído en Marbella con la Operación Malaya, Judah Binstock sigue al frente de algunas de las operaciones inmobiliarias más importantes. El magnate británico quiere, y si nadie lo evita, puede repetir “pelotazo” inmobiliario. La mayor parte de sus propiedades inmobiliarias fueron ya recalificadas en la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), de Marbella en 1998. Ahora, y hasta el próximo día 3 de octubre, se expone en las dependencias del Ayuntamiento malagueño el “Nuevo Plan General de Ordenación Urbanística” para posibles alegaciones y que deberá aprobar el consistorio gobernado por la popular Ángeles Muñoz. Básicamente, el mencionado Plan prevé “la puesta en carga de 15.830.303 metros cuadrados de suelo urbanizable en los próximos 8 años, lo que supone un crecimiento del 31,2 por ciento.
Un PGOU que viene “controlado” por el Plan de ordenación del Territorio de Andalucía (POTA). Y este último permite que los Ayuntamientos puedan aplicar el sistema de expropiación –la gestión pública de los terrenos-, con lo que las plusvalías derivadas del nuevo Planeamiento las ingresaría el propio Ayuntamiento. El de Marbella, de momento, no lo ha hecho. Sería un sistema, según los expertos, de compensar, en parte, el expolio sufrido por las arcas municipales. Y es que entre los beneficiarios de ese nuevo PGOU se encuentra ni más ni menos que el magnate británico Judah Binstock quien desde hace algunos años ha planificado, en una auténtica operación de ingeniería financiera, la recalificación de sus terrenos.
En concreto, los 517.347 metros cuadrados que abarcan su finca “La Trinidad” incluida dentro del Plan Parcial conocido como “Nueva Marbella”. Allí, según el planteamiento, está prevista la construcción de viviendas unifamiliares de precio libre, inmuebles de protección oficial, así como un Parque Empresarial. Pero Binstock no será el único agraciado.
Otros “malayos”, algunos imputados, también ingresarán importantes plusvalías en detrimento de las arcas municipales. Tal y como se puede apreciar en el mapa que se adjunta, junto a la finca “La Trinidad”, en color granate, los terrenos propiedad de la familia de la ex alcaldesa Marisol Yague; la finca “Nueva Marbella”, cuya titularidad ostenta un grupo de inversores salmantinos; y, por último, la finca “Ave María”, propiedad del empresario Ávila Rojas, también imputado en la Operación Malaya...
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